En el presente trabajo indago sobre los vínculos de la fotografía/postfotografía y la instalación, el entre cruzamiento de disciplinas, y como el proceso de producción plástica y la dialéctica con la materia nos abren un abanico de posibilidades, donde el rol del productor es fundamental para la toma de decisiones.
La obra consistió en la ambientación de un espacio donde retazos de telas con fotografías sublimadas se encontraban colgadas de forma tal que permitía al espectador un recorrido semi direccionado, atravesando con el cuerpo detalles que intentan conectar entre sí los distintos materiales.
Lazos de Sangre
En cada imagen está la luz, la paleta y la atmosfera que los diferencia, y nos invita a entrar en los paisajes breves y exquisitos de lo que sucede puertas adentro. De lo que nos enseñan y lo que guardan. La ternura, la soledad, el amor, la rutina, los guiños y el sonido.
A cada artista le corresponde una fotografía, a cada fotografía una atmósfera y un aire particular, a cada fotografía una canción.
Un entramado de participación, música y belleza se pone en acción para llevar a una sala la captura de un momento en la vida.
Lucía Aguilera “Dormir” (Prologo)
¿Qué ven mis ojos? ¿Qué ven los de ella? ¿Que habrán visto los de su familia?
Su abuela le dijo que: “antes de juzgar a alguien debería de conocer su historia”
Una acción usual e ineludible se convierte en un momento único, corrido de su mecánica cotidiana, y al mismo tiempo reafirma que la individualidad no se defina solo en lo trascendente, sino en la impronta que deja cada persona en lo más sencillo.
Las fotografías guardan historias; son paisajes, mapas. Reales, ficcionadas… ¿importa?
¿Qué hay detrás de ellas? ¿Hay algo?
La foto, de la foto, y otra vez la foto.
Veo caras, personas, lugares. No conozco a nadie. ¿Quiénes son?
Ella me fue contando. A ella le fueron contando
¿Nos construimos por los otros? ¿Somos lo que hacemos? ¿Quiénes y Qué somos?
De lo relatado armo y desarmo. Me pregunto en dónde van los ladrillos; si hay alguna forma. Las bases, los pilares. Me pregunto nuevamente quiénes son, y cómo fue la vida de cada uno de ellos.
¿Todos están vivos?
¿Y los muertos? ¿Qué sabemos de ellos?
De nuevo, la foto. Una atmosfera, un aire particular.
Participan quienes están dentro. ¿Y nosotros, los de afuera?
Junto nombres con rostros, y viceversa.
Las imágenes aparte de tener colores, tienen sonidos. Escucho balbuceos, risas, historias.
A ella le contaron historias. Ella me las contó a mí.
Capturar momentos de la vida, de la rutina. Capturar rostros, tiempos y espacios. Construir relatos e historias. ¿El ojo lo ve todo?
“¿Un recuerdo, es algo que tienes o es algo que has olvidado?” ¿La fotografía es un ayuda memoria?
Ella es María Laura, para los amigos y su familia es “Lali”.
Lali saca fotos; Lali tiene muchas cámaras, Lali retrata y capta momentos, y momentos con personas. La familia de Lali también saco y saca fotos. Lali recurre a su álbum familiar para conocerse y reconocerse, y nos invita su mundo íntimo y privado, donde sus preguntas quizás sean las mismas que nosotros nos preguntamos sobre nosotros y nuestro círculo íntimo.
Lali construye desde la fotografía; desde las fotos de las fotos; selecciona, recorta, pega, superpone, teje y desteje; “saca los trapitos al sol”. Lali quiso conocer qué hay detrás de esas fotos familiares, para interrogarse, para interpelarse e interpelarnos desde donde nos construímos.
La familia como símbolo, como identidad, como construcción universal. Lo dado, lo heredado, lo transmitido, lo aprendido. Lo que somos, lo que debemos ser. La confrontación. El árbol genealógico. La pregunta reflexiva: “¿Quién soy yo?”.
Manuela Coll Cardenas, Dicembre 2017.
